martes, 13 de octubre de 2015

SUBSTANCIA POÉTICA

José Gorostiza.

"Me gusta pensar en la poesía no como en un suceso que ocurre dentro del hombre y es inherente a él, a su naturaleza humana, sino más bien como en algo que tuviese una existencia propia en el mundo exterior. De este modo la contemplo a mis anchas fuera de mí, como se mira mejor el cielo desde la falsa  pero admirable hipótesis de que la tierra está suspendida en él, en medio de la alta noche. La verdad, para los ojos, está en el universo que gira en derredor. Para el poeta, la poesía existe por su sola virtud y está ahí, en todas partes, al alcance de todas las miradas que la quieran ver.
Imagino así una substancia poética, semejante a la luz en el comportamiento, que revela matices sorprendentes en todo cuanto baña. La poesía no es esencial al sonido, al color o la forma, así como la luz no lo es a los objetos que ilumina; sin embargo, cuando incide en una obra de arte –en el cuadro o la escultura, en la música o el poema – en seguida se advierte su presencia por la nitidez y como sobrenatural transparencia que les infunde.
Hay recias obras del arte de los hombres en que la poesía no intervino. El Partenón en su majestad empequeñece y abate. La arquitectura está en él, grandiosa y escueta. El Tan Mahal, en cambio, aparece frente a los espejos de agua en que se mira como anegado por una inconfundible inspiración poética.
La substancia poética, según esta mi fantasía que derivo tal vez de nociones teológicas aprendidas en la temprana juventud, seria omnipresente, y podría encontrarse en cualquier rincón del tiempo y del espacio, porque se halla más bien oculta que manifiesta en el objeto que habita. La reconocemos por la emoción singular que su descubrimiento produce y que señala, cono en el encuentro de Orestes y Electra, la conjunción de poeta y poesía."

POESÍA
José Gorostiza
Letras Mexicanas, Fondo de Cultura Económica, México, 1964.

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