jueves, 29 de octubre de 2015

Décima muerte

Décima muerte
Xavier Villaurrutia.

a Ricardo de Alcázar

    I

¡Qué prueba de la existencia
habrá mayor que la suerte
de estar viviendo sin verte
y muriendo en tu presencia!
Esta lúcida conciencia
de amar a lo nunca visto
y de esperar lo imprevisto;
este caer sin llegar
es la angustia de pensar
que puesto que muero existo.


    II

Si en todas partes estás,
en el agua y en la tierra,
en el aire que me encierra
y en el incendio voraz;
y si a todas partes vas
conmigo en el pensamiento,
en el soplo de mi aliento
y en mi sangre confundida,
¿no serás, Muerte, en mi vida,
agua, fuego, polvo y viento?


    III

Si tienes manos, que sean
de un tacto sutil y blando,
apenas sensible cuando
anestesiado me crean;
y que tus ojos me vean
sin mirarme, de tal suerte
que nada me desconcierte
ni tu vista ni tu roce,
para no sentir un goce
ni un dolor contigo, Muerte.

    IV

Por caminos ignorados,
por hendiduras secretas,
por las misteriosas vetas
de troncos recién cortados,
te ven mis ojos cerrados
entrar en mi alcoba oscura
a convertir mi envoltura
opaca, febril, cambiante,
en materia de diamante
luminosa, eterna y pura.


    V

No duermo para que al verte
llegar lenta y apagada,
para que al oír pausada
tu voz que silencios vierte,
para que al tocar la nada
que envuelve tu cuerpo yerto,
para que a tu olor desierto
pueda, sin sombra de sueño,
saber que de ti me adueño,
sentir que muero despierto.


    VI

La aguja del instantero
recorrerá su cuadrante,
todo cabrá en un instante
del espacio verdadero
que, ancho, profundo y señero,
será elástico a tu paso
de modo que el tiempo cierto
prolongará nuestro abrazo
y será posible, acaso,
vivir después de haber muerto.


    VII

En el roce, en el contacto,
en la inefable delicia
de la suprema caricia
que desemboca en el acto,
hay el misterioso pacto
del espasmo delirante
en que un cielo alucinante
y un infierno de agonía
se funden cuando eres mía
y soy tuyo en un instante.


    VIII

¡Hasta en la ausencia estás viva!
Porque te encuentro en el hueco
de una forma y en el eco
de una nota fugitiva;
porque en mi propia saliva
fundes tu sabor sombrío,
y a cambio de lo que es mío
me dejas sólo el temor
de hallar hasta en el sabor
la presencia del vacío.


    IX

Si te llevo en mí prendida
y te acaricio y escondo;
si te alimento en el fondo
de mi más secreta herida;
si mi muerte te da vida
y goce mi frenesí,
¿qué será, Muerte, de ti
cuando al salir yo del mundo
deshecho el nudo profundo,
tengas que salir de mí?


    X

En vano amenazas, Muerte,
cerrar la boca a mi herida
y poner fin a mi vida
con una palabra inerte.
¡Qué puedo pensar al verte,
si en mi angustia verdadera
tuve que violar la espera;
si en vista de tu tardanza
para llenar mi esperanza
no hay hora en que yo no muera!

martes, 27 de octubre de 2015

Prefiero seguir el paso tenue de la niebla

Prefiero seguir el paso tenue de la niebla.

La niebla extiende sus rumores por las calles,
corre como un río de nueces blandas,
esconde la sed de las ventanas,
adormece los espejos.
Es la lluvia en silencio.

Un poco de miel sobre la hierba
para llegar a tiempo.

La próxima voz no me hallara desnuda,
yo sé lo que la niebla envuelve.

Cientos de veces. Maliyel Beverido, Ficción. Xalapa, México. Universidad Veracruzana, 2102.

sábado, 24 de octubre de 2015

Decir adiós

Decir adiós

Acércate y al oído te diré adiós.
Gracias porque te conocí, porque acompañaste
un inmenso minuto de la existencia.
Todo se olvidará en poco tiempo.
Nunca hubo nada y lo que fue nada
tiene por tumba
el espacio infinito de la nada.
Pero no todo es nada,
siempre queda algo.
Quedarán unas horas, una ciudad,
el brillo cada vez más lejano de este mal tiempo.
Acércate y al oído te diré adiós. Me voy
pero me llevo estas horas.

José Emilio Pacheco. De Ciudad de la memoria [1986-1989]

martes, 13 de octubre de 2015

SUBSTANCIA POÉTICA

José Gorostiza.

"Me gusta pensar en la poesía no como en un suceso que ocurre dentro del hombre y es inherente a él, a su naturaleza humana, sino más bien como en algo que tuviese una existencia propia en el mundo exterior. De este modo la contemplo a mis anchas fuera de mí, como se mira mejor el cielo desde la falsa  pero admirable hipótesis de que la tierra está suspendida en él, en medio de la alta noche. La verdad, para los ojos, está en el universo que gira en derredor. Para el poeta, la poesía existe por su sola virtud y está ahí, en todas partes, al alcance de todas las miradas que la quieran ver.
Imagino así una substancia poética, semejante a la luz en el comportamiento, que revela matices sorprendentes en todo cuanto baña. La poesía no es esencial al sonido, al color o la forma, así como la luz no lo es a los objetos que ilumina; sin embargo, cuando incide en una obra de arte –en el cuadro o la escultura, en la música o el poema – en seguida se advierte su presencia por la nitidez y como sobrenatural transparencia que les infunde.
Hay recias obras del arte de los hombres en que la poesía no intervino. El Partenón en su majestad empequeñece y abate. La arquitectura está en él, grandiosa y escueta. El Tan Mahal, en cambio, aparece frente a los espejos de agua en que se mira como anegado por una inconfundible inspiración poética.
La substancia poética, según esta mi fantasía que derivo tal vez de nociones teológicas aprendidas en la temprana juventud, seria omnipresente, y podría encontrarse en cualquier rincón del tiempo y del espacio, porque se halla más bien oculta que manifiesta en el objeto que habita. La reconocemos por la emoción singular que su descubrimiento produce y que señala, cono en el encuentro de Orestes y Electra, la conjunción de poeta y poesía."

POESÍA
José Gorostiza
Letras Mexicanas, Fondo de Cultura Económica, México, 1964.

lunes, 12 de octubre de 2015

Fábula. (Fragmento)

Octavio Paz

Los insectos eran joyas animadas
El calor reposaba al borde del estanque
La lluvia era un sauce de pelo suelto
En la palma de tu mano crecía un árbol
Aquel árbol cantaba, reía y profetizaba
Sus vaticinios cubrían de alas el espacio
Había milagros sencillos llamados pájaros
Todo era de todos
Todos eran todo
Sólo había una palabra inmensa y sin revés
Palabra como un sol
Un día se rompió en fragmentos diminutos
Son las palabras del lenguaje que hablamos
Fragmentos que nunca se unirán
Espejos rotos donde el mundo se mira destrozado.

miércoles, 7 de octubre de 2015

ALGO SOBRE LA MUERTE DEL MAYOR SABINES (Primera parte)

II

Del mar, también del mar,
de la tela del mar que nos envuelve,
de los golpes del mar y de su boca,
de su vagina obscura,
de su vómito,
de su pureza tétrica y profunda,
vienen la muerte, Dios, el aguacero
golpeando las persianas,
la noche, el viento.


De la tierra también,
de las raíces agudas de las casas,
del pie desnudo y sangrante de los árboles,
de algunas rocas viejas que no pueden moverse,
de lamentables charcos, ataúdes del agua,
de troncos derribados en que ahora duerme el rayo,
y de la yerba, que es la sombra de las ramas del cielo,
viene Dios, el manco de cien manos,
ciego de tantos ojos,
dulcísimo, impotente.
(Omniausente, lleno de amor,
el viejo sordo, sin hijos,
derrama su corazón en la copa de su vientre.)
De los huesos también,
de la sal más entera de la sangre,
del ácido más fiel,
del alma más profunda y verdadera,
del alimento más entusiasmado,
del hígado y del llanto,
viene el oleaje tenso de la muerte,
el frío sudor de la esperanza,
y viene Dios riendo.


Caminan los libros a la hoguera. 
Se levanta el telón: aparece el mar.

(Yo no soy el autor del mar.)


Fuente:www.materialdelectura.unam.mx poesía/ Sabines, Jaime.

ALGO SOBRE LA MUERTE DEL MAYOR SABINES (Primera parte)

Algo sobre la muerte del mayor Sabines
Jaime Sabines.

(Primera parte) 

I

Déjame reposar,
aflojar los músculos del corazón
y poner a dormitar el alma
para poder hablar,
para poder recordar estos días,
los más largos del tiempo.


Convalecemos de la angustia apenas
y estamos débiles, asustadizos,
despertando dos o tres veces de nuestro escaso sueño 
para verte en la noche y saber que respiras.
Necesitamos despertar para estar más despiertos
en esta pesadilla llena de gentes y de ruidos.


Tú eres el tronco invulnerable y nosotros las ramas,
por eso es que este hachazo nos sacude.
Nunca frente a tu muerte nos paramos
a pensar en la muerte,
ni te hemos visto nunca sino como la fuerza y la alegría. 
No lo sabemos bien, pero de pronto llega
un incesante aviso,
una escapada espada de la boca de Dios
que cae y cae y cae lentamente.
Y he aquí que temblamos de miedo,
que nos ahoga el llanto contenido,
que nos aprieta la garganta el miedo.


Nos echamos a andar y no paramos
de andar jamás, después de medianoche,
en ese pasillo del sanatorio silencioso
donde hay una enfermera despierta de ángel.
Esperar que murieras era morir despacio, 
estar goteando del tubo de la muerte, 
morir poco, a pedazos.


No ha habido hora más larga que cuando no dormías,
ni túnel más espeso de horror y de miseria 
que el que llenaban tus lamentos, 
tu pobre cuerpo herido.


Fuente: www.materialdelectura.unam.mx /poesía/Sabines, Jaime.

martes, 6 de octubre de 2015

Dos cuerpos

Octavio Paz

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.

Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.

" Poesía, pan de los elegidos" Octavio Paz, Xalapa, México, Universidad Veracruzana, 2014.

El Pontífice

Hugo Gutiérrez Vega

Vivo en el descalabro.
No he podido aliar mi voluntad
a una ortodoxia
firme, clara y segura.
Dudo y persisto en la búsqueda
de un cordel pendiente del aire,
de lo innombrado,
de lo que da sentido a la noche lunar,
a la mañana descubierta por pájaros sedientos,
a la tarde sentada en la banca del parque,
a tu calma cuando al final del amor
te ocupa la plenitud del cuerpo.
No puedo aceptar
el orden preciso de las creencias.
Cuarenta y seis años en el mundo
me han dejado la certidumbre
de que aquí hay un engaño,
un retorcido truco,
algo que sobrecoge al desamor,
algo trivial y blando,
algo tan natural como la sangre.
A nada puedo aferrarme
y no protesto o me doy por vencido.
Tal vez esta búsqueda
y la certeza del engaño
sean una oscura forma
de la gracia.

De Meridiano 8-0, 1982.

fuente: @la jornada (Suplemento Cultural La Jornada Semanal. Domingo 4 de octubre del 2015).

lunes, 5 de octubre de 2015

Hermandad

Hermandad

                    Homenaje a Claudio Ptolomeo

Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.

"Only connect..." E.M. Forster.



"Only connect..." E.M. FORSTER, es el epígrafe del libro "El mago de Viena", de #SergioPitol coeditado por @Conaculta @IVEC_Oficial @edicionesera

"Only connect..." Sólo conecta, es una sugerencia para ponerse en acción y dar el primer paso para aquel que desea ser escritor, con disciplina metódica y laboriosidad, y escribir y escribir su experiencia de lectura con la literatura; para ello, el aspirante a escritor deberá hurgar en su memoria personal, en su experiencia real de la vida, enriquecida con su experiencia de lectura y re-lectura de aquellos libros y sus autores que han sido significativos en su experiencia como lector. 

De esta manera el sólo conecta es una mezcla comunicante y formativa, en ambos sentidos, de experiencia real y sobre todo de experiencia de libros leídos que han dejado formación y visión de vida.

Sólo conecta es un proceso imitativo de cómo lo han hecho los mejores y en ese proceso descubrir y perfeccionar los gestos propios.

Sólo conecta es construir un puente comunicante, sustentado en la literatura, que conecte con otros mundos para el descubrimiento del propio.

¿Dónde me conecto?

Hernando del Retoño.
 

domingo, 4 de octubre de 2015

LA PLAZA QUEDÓ CON ZAPATOS Y BOLSOS



LA PLAZA QUEDÓ CON ZAPATOS Y BOLSOS
tirados por todas partes

(a veces a la muerte le gusta quitarle los zapatos a los muertos)

la sangre lavó la lluvia
estaba oscuro
olía a tristeza
a olor de guerra fratricida

hubo un momento en que todo se quedó tranquilo
la boca de la caverna de la confabulación
dejó de vomitar fuego

ya no se oía nada
sólo ruidos y gritos 
como un aletear de murciélagos
en la oscuridad
parecía como si el cielo
se hubiese juntado con la tierra
aplastando los ruidos con su peso

los que sobrevivieron
abrieron los brazos como
si quisieran medir el tamaño de la noche
y huyeron a sus casas

aquella noche nos acomodamos para dormir
pero no pudimos porque no estaban nuestros hijos
llegaba un viento de rumor
lo oímos pasar encima de nosotros
lo estuvimos oyendo entrar y salir
y mejor nos levantamos
para ir a las cruces
a las delegaciones

después de esto todo fue un calvario

poco antes del amanecer dejó de llover
el tiempo se hizo largo
de repente vimos que amanecia
y salió la neblina gris o negra
en el horizonte desteñido

la paloma blanca 
la de la paz
despertó con un
plumaje negro sobrepuesto
como si llevara a rastras una cobija

después de la tarde noche negra
la plaza por cualquier lado que se le mire
es un lugar triste
es el lugar donde anida la tristeza

y si quiere usted puede ver la tristeza
el aire que ahí sopla la revuelve
pero no se la lleva nunca
está allí como si allí hubiera nacido
y hasta se puede probar y sentir

¿pero qué le vamos a hacer?

es triste decirlo
de todos modos sigue muriendo gente

cuando yo muera 
me aseguraré de llevar bien sujetos los zapatos

Hernando del Retoño, 2015.

En la senda del camino

EN LA SENDA DEL CAMINO
                                                     Hernando del Retoño

En el bosque Los Berros
algo zumba tristemente

en la senda del camino
están tirados muchos cuernos de reno
y cerdas de pelo
entretejen una alfombra
restos de la batalla
del viento violento
oloroso a celo

huele a otoño
se siente el viento polar
a luz que va
a migración de viento
a sombra que se alarga

un viento de zumbido furioso
amedrenta
ráfagas de amarillo cortesano
frenesí de feromonas
vuelan en giros sobre
la hembra provocativa
reina sin rey
construyen una asociación
compacta
un pacto breve de pareja

la luz inunda los follajes
se derrama en cascada
salpica rocío amarillo
gotas de aurora

Al alba
más adelante
un canto de árbol
tirado tirita asustado
hojita amarilla
de fruto de verano
caída en otoño

nota pequeña de follaje
descansa en la partitura
de las huellas palmares

la nota vibra
afina el tono
abro la mano

pequeño canto de árbol
pausa inquieta
que no se atreve

se atreve
levanta su vuelo peregrino
como nota de canto de árbol
levantada por el viento

La poesía.

LA POESÍA.
                      Octavio Paz

                                                                 A Margarita Michelena.


Llegas, silenciosa, secreta,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombría.

El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.

Verdad abrasadora,
¿a qué me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capas de contenerte,
avidez que sólo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma
más hacer arder todas las formas.

Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.
Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa substancia,
avidez subterránea, delirante.

Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente,
abres mis ojos.

Percibo el mundo y te toco,
substancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.

Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras, más profundas las niegan,
ardiente balbuceo,
aguas que anega una agua más oculta y densa.
En su húmeda tiniebla vida y muerte,
quietud y movimiento, son los mismo.

Insiste, vencedora.
porque tan sólo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan sólo tu existencia
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica,
substancia de mi alma.

Eres tan sólo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.

Rozo al tocar tu pecho
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada, ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma
ni se demora sobre lo que engendra.

Fuente: "Poesía, pan de los elegidos"/ Octavio Paz. Xalapa, México, Universidad Veracruzana, 2014

sábado, 3 de octubre de 2015

¿Qué tierra es ésta?

 ¿Qué tierra es ésta?
José Emilio Pacheco, del cuento de Juan Rulfo "Nos han dado la tierra" de "El llano en llamas".

Hemos venido

caminando

desde el amanecer.

Ladran los perros.        

Grietas, arroyos secos

ni una sombra de árbol

ni una semilla de árbol

ni una raíz de nada.

Los cerros apagados y como muertos.

Aquí así son las cosas.

Por eso a nadie

le da por platicar.



Aquí no llueve.

A la gota caída

por equivocación

se la come la tierra

y la desaparece en su sed.

¿Quién haría este llano tan grande?

¿Para qué sirve este llano tan grande?

No hay conejos,

no hay pájaros,

no hay nada.

Tanta y tamaña tierra para nada.

[…]



Poema de Juan Rulfo, de José Emilio Pacheco y, al final de cuentas, nuestro y de todos.

Me tuviste.

Canción de cuna para Orlandito.

ME TUVISTE.
Gabriela Mistral.
                                           
Duérmete, mi niño, 
duérmete sonriendo, 
que es la ronda de astros 
quien te va meciendo.

Gozaste la luz 
y fuiste feliz.
Todo bien tuviste 
al tenerme a mí.

Duérmete, mi niño, 
duérmete sonriendo, 
que es la Tierra amante 
quien te va meciendo.

Miraste la ardiente 
rosa carmesí. 
Estrechaste al mundo: 
me estrechaste a mí.

Duérmete, mi niño, 
duérmete sonriendo, 
que es Dios en la sombra 
el que va meciendo.

fuente:www.materialdelectura.unam.mx /poesía/Gabriela Mistral

jueves, 1 de octubre de 2015

La limpidez.

Intermitencias del oeste (3)
(México: Olimpiada de 1968)

                                                A Dore y Adja Yunkers

La limpidez

                       (quizá valga la pena
escribirlo sobre la limpieza
de esta hoja)

no es límpida:
es una rabia
                       (amarilla y negra
acumulación de bilis en español)
extendida sobre la página.
¿Por qué?
                       La vergüenza es ira
vuelta contra uno mismo:
                                         si
una nación entera se avergüenza
es león que se agazapa
para saltar.
                      (Los empleados
municipales lavan la sangre
en la Plaza de los Sacrificios.)
Mira ahora,
                  manchada
antes de haber dicho algo
que valga la pena,
                            la limpidez.

"Poesía, pan de los elegidos", Octavio Paz, Xalapa, México. Universidad Veracruzana, 2014.