sábado, 18 de mayo de 2019

El sicofante

El sicofante.
                           Enrique González Llorca. (Veracruz Puerto,1870- Xalapa, Veracruz, 1929).

En la sombra escondido, en vil asecho
su aleve dardo con fruición afila;
os guarda y no tiembla ni vacila,
os ve y os rompe sin piedad el pecho.

5 Para llegar a él, de vuestro rango
forzoso es descendáis: ¡por eso os hiere!
Como en fango está hundido, también quiere
el miserable que os hundáis en fango.

10 ¿Por qué os odia? ¡Por qué! Pues porque humilla
a su alma innoble el bienestar ajeno,
porque grande seréis, porque sois bueno,
porque odia cuanto asciende y cuanto brilla.

15 Pero no le temáis, temprano o tarde
por su propia ruindad será vendido,
y ya públicamente conocido,
la honradez le dirá: ¡fuiste un cobarde!



Poesía. Enrique González Llorca. Editor José Ángel Fernández. 1a. Ed. Xalapa, Veracruz. Universidad Veracruzana. 2008. Biblioteca universitaria.


jueves, 28 de febrero de 2019

Si yo no estuviera seguro

Si yo no estuviera seguro
        (Aníbal Núñez)

Si yo no estuviera seguro
desistiría estar alzándote de la ruina
o de los pozos profundos
donde hierve la sangre
de la adivinación y la quimera.
Pero tu airosa médula
–la palabra ya ofrendada–
flamea como un emblema
ante mis ojos, y gana la batalla
porque rebalsa sus señas propicias,
su conciencia de existir.
Treinta años o ninguno
sin tocar el hueso, vuelvo contigo,
siempre alejado de todos los bandos.
Los pozos que cavaste
para tu despeñamiento, ahora
tienen respiraderos al aire libre.
Así, aunque caiga un rayo
o sustraigan tus portafolios,
seguirás mostrando la carta suprema
que guardaste bajo la manga.
Hay niños en los parques, Aníbal,
mientras desentierro tu lenguaje.
La ciudad incandescente parpadea. Si yo no estuviera seguro

Fuente: 

Alfredo Pérez Alencart / Por las orillas. (Poeta peruano español, 1962).

http://www.lapoesiaalcanza.com.ar/poemas/5458-alfredo-perez-alencart-por-las-orillas

miércoles, 20 de febrero de 2019

ALGUNAS ABEJAS MUEREN EN EL AIRE

CUANDO DIGO QUE ESTOY DESPABILADO
No quiero decir que estoy lúcido
Sino al revés:
Me falta pabilo para arder
En esa nitidez que merece cuanto devora
Sin importarle qué pasa ni a quién traspasa.

No obstante las almas
Cambian de país a cada paso
Y uno inventa existencias enlazadas:
Palmeras vecinas
Que no aciertan a desenredar sus cabelleras.

Acepta el tú de ti mismo
Y las reverberaciones amándose bajo frazadas de olas
Ahora que sin ser ingrávidos
Un clavo de aire nos suspende
Mientras la alberca blande llamas dentales
Y la pesadilla conforta
Porque sólo es pesadilla.

Si falta pabilo
Raspemos la cera y ardamos un poco más
Que la hormiga se vuelva ojo de hormiga
Y la nada se concrete hasta casi existir
Eso no importa
Si yo apresuro el vuelo
Y tú me esperas.

Delante de la luz cantan los pájaros, Marco Antonio Montes de Oca. Constelaciones Secretas (1976).
México Lee, Conaculta, México.

lunes, 28 de enero de 2019

SALGO HACIA EL DÍA.

De Jorge Brash.

Para María del Carmen

SALGO hacia el día.
Alguien de quien sólo conozco
la solitaria demencia
dejó sobre mis manos su sonrisa
para después salir como buceando.

Retomo la noche: se fragmenta,
nace el frío largo,
el mortuorio contorno del oxígeno
que habré de respirar.

Salgo hacia el día.

Como el antílope baja por la luz,
suspende y vibra su existencia sobre el lago,
me abrevo. ¿Para qué?

Los árboles emprenden la huida,
bajando terriblemente blancos por el hielo.


...
(Tal vez me quedé otras dos horas,
tal vez me encendiste un cigarro
que no te pedí. Tal vez,
como se envuelve en el aliento
media hora de espera
y una taza de té.)



A la mitad del puente, Jorge Brash. Colección Poesía. Editora del Gobierno del Estado de Veracruz-Llave. Xalapa, Ver. Mx. 2001



jueves, 10 de enero de 2019

PALOS DE CIEGO



PALOS DE CIEGO. *

                                                                                                                  A Jaime García Terrés.

EN LA NEGRA BODEGA los palos del ciego
Abanican el vacío:
Una y otra vez el panal enllamarado
Elude el bastonazo, esquiva la ira
Del golpe que intenta convertirlo
En cascada rebosante.
Una y otra vez la presa cobra al cazador;
Se falla, no se acierta,
El gran nudo corredizo
No ciñe pálidas corolas.

Y de repente, sin que la desencantada magia
Lo sueñe o lo pretenda,
Un palo de ciego
Parte en dos el anciano castillo de la realidad.
El beso da en el blanco,
Hasta ser puertas crecen las ventanas
Y cual gárgola pausada
La boca gotea innombrables mariposas.

Antelaciones y premoniciones
Se truecan en dioses que respiran;
Góticas torres tornasoles
Custodian a la mañana vestida con unos cuantos pájaros
Y hablan y hablan interminablemente
Con la luz que se desnuda en medio de la plaza.

Palos de ciego el ciego lanza
En la noche absoluta:
Más de pronto da en el blanco
Y una resplandeciente niña,
Con un solo monosílabo de fuego
Doma los bullentes hemistiquios del amor.

Ahora sí brilla entre las jarcias
Una sucesión de collares explosivos
Y el marinero abraza por su talle
Al frondoso verano que le corresponde
Y toma por el cuello a la realidad
Y la hace vomitar sus piedras más hermosas.

Ahora sabemos que el alma está despierta
Porque sus habitaciones aún se hallan encendidas.
No se gasta más la pólvora
En mínimos infiernos;
El ojo ha visto, el ojo ha despertado;
En el palenque ya no se degüellan ambos gallos
Y he aquí que la piedad también amanece para el victorioso.

Ya es la golondrina el palpitante nudo
Que ata el vuelo pasado al vuelo por venir.

También el universo, con su soberbio palo de ciego,
Estrelló la noche
Y dió a la palabra
Sus cuatro puntos cardinales.





* Vendimia del juglar (1965), Delante de la luz cantan los pájaros, (Poesía, 1953-200), Marco Antonio Montes de Oca. Conaculta, México Lee.

miércoles, 2 de enero de 2019

Niebla del riachuelo.

NIEBLA DEL RIACHUELO.

De Leonel Edmundo Rivero (Valentín Alsina, 8 de junio de 1911- Buenos Aires, 18 de enero de 1986) fue un cantanteguitarrista y compositor argentino de tangos.

Turbio fondeadero donde van a recalar
Barcos que en el muelle para siempre han de quedar
Sombras que se alargan en la noche del dolor
Náufragos del mundo que han perdido el corazón
Puentes y cordajes donde el viento viene a aullar
Barcos carboneros que jamás han de zarpar
Torvo cementerio de las naves que al morir
Sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir...

¡Niebla del riachuelo!
Amarrado al recuerdo
Te sigo esperando
¡Niebla del riachuelo!
De ese amor, para siempre
Me vas alejando
Nunca más volvió
Nunca más la vi
Nunca más su voz nombró mi nombre junto a mí
Esa misma voz que dijo: "¡adiós!"

Sueña, marinero, con tu viejo bergantín
Bebe tus nostalgias en el sordo cafetín
Llueve sobre el puerto, mientras tanto mi canción
Llueve lentamente sobre tu desolación
Anclas que ya nunca, nunca más, han de levar
Bordas de lanchones sin amarras que soltar
Triste caravana sin destino ni ilusión
Como un barco preso en la "botella del figón"

sábado, 22 de diciembre de 2018

SE AGRIETA EL LABIO NACE LA PALABRA

De Marco Antonio Montes de Oca


SE AGRIETA EL LABIO NACE LA PALABRA

Para mi amigo Arturo González Cosío

SE AGRIETA EL LABIO nace la palabra
Surge un otoño de hojas verdes y perpetuas
Aquí es allá el norte ya no existe
Vamos en viaje todos
La isla avienta contra el aire su ancla milenaria

Solas se dicen las palabras
Pálidos rubíes que manan de la plena bonanza
Arados de luz sobre las aguas
Unitarias palabras semejantes
A una selva que se vuelva un árbol
Un mismo árbol creciendo
Como un solitario y fabuloso perchero para pájaros

Hay que apilarlas como pesos de fuego
Pagar con ellas por el milagro que conceden
O echarlas a volar como una baraja de cantáridas
Bajo la piel de ciertos ciegos

Se agrieta el labio nace la palabra
Viajamos por una ventana erizada de sonrisas
El castor hunde su diente minucioso en pilares de ceniza
Caminan las palabras por la calle torturada
Que va desde la garganta al infinito
Marchan las palabras en perfecta disciplina

Ellas nos habitan o nos matan
Denodadas palabras
Llaves maestras de los pechos
Que también abren la caja fuerte y porosa de las piedras
Ellas nos comunican o nos matan
Y suben por la noche los tejados
En que autómatas orean sus camisas de láminas

Se agrieta el labio nace la palabra
El cielo agita su collar sonoro sus brazaletes de campanas
Corremos montados en el ciervo que perseguimos
Aquí es allá
Traspasamos la estallante hornaza
Que mueve rizos de mármol en la cornisa
Hemos llegado
Por una rendija en el misterio
Al corazón de la palabra hemos llegado.






Marco Antonio Montes de Oca. (CdMx 1932- CdMx 2009). Del poemario: Delante de la luz cantan los pájaros, Cantos al sol que no se alcanzan, (1961). (Poesía, 1953-2000). Conaculta, México Lee. México. 2012.